Hoy vi en Twitter la siguiente publicación
Me sorprendió de sobre manera la afirmación de esta persona, que sin dudas es alguien bien intencionado, pero que, como muchas personas con buenas intenciones, habla desde el desconocimiento. Habría bastado, quizás una somera investigación sobre el “versículo silenciado” o “quitado”. En realidad el autor de esta publicación citó mal el versículo: no es 1 Jn 5: 7-12, sino un fragmento de 1 Jn 5: 7-8, no todo el versículo.
El texto completo en español es el siguiente:
7 Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 8 Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.
En la Vulgata aparece de la siguiente manera:
7 Quoniam tres sunt, qui testimonium dant in caelo: Pater, Verbum, et Spiritus Sanctus: et hi tres unum sunt. 8 Et tres sunt, qui testimonium dant in terra: spiritus, et aqua, et sanguis: et hi tres unum sunt.
Este framento es conocido como la “coma joánica” y su inclusión o no en las biblias no es ninguna “novedad” moderna, antes bien, corresponde a un debate muy viejo que data de la época de Erasmo, no porque el problema no fuera conocido, sino porque por primera vez se puso en evidencia el problema respecto a los manuscritos griegos. En efecto, el fragmento que dice “en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno” está ausente de los manuscritos griegos más antiguos, así como en las primeras versiones de la Vulgata de San Jerónimo.1 El fragmento comenzó a aparecer de forma constante en las copias de la Vulgata hacia el 800 y fue adoptado en las versiones griegas recién hacia el siglo XV. Es importante señalar que las versiones antiguas etíopes, arameas, siríacas, eslavas, armenias y árabes del Nuevo Testamento no incluyen el pasaje.
Una de las evidencias más importantes de que el texto es una interpolación posterior está en la cita textual de Clemente de Alejandría de 1 Jn 5:8, que la omite por completo. En el Codex Fuldensis, el manuscrito completo más antiguo de la Vulgata (c. 541) , también se encuentra ausente.2 En varios manuscritos griegos (como el Codex Regis, el Minuscule 177, 636 y el Codex Guelferbytanus) aparece como una nota al margen.
Es interesante señalar que en los Padres Apostólicos y de la Iglesia, hay posibles referencias en las homilías, pero siempre como una conclusión y referencia a al versículo 8. También es interesante que San Agustín, en su tratado Contra Maximinum3 no lo cita, aún cuando hace referencia al versículo 8 en varias oportunidades.4
En la época moderna el debate se reflotó a causa de la elección del tipo de manuscrito que se emplea al momento de realizar la traducción. Cabe hacerse la pregunta, entonces, si la omisión del fragmento “dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno” es señal de alteración del texto, de ocultamiento o deformación doctrinal. La respuesta es negativa: la coma joánica no aparece en los manuscritos más antiguos y está demostrado que es una interpolación, posiblemente derivada de una explicación colocada al margen como un comentario o como referencia a las homilías de los Padres.
En todo caso, el tema de la coma joánica es interesante para estudiar e investigar, pero no para pontificar sobre un programa o complot para “adulterar” las Escrituras. Lo más recomendable es estudiar bien el tema, revisar los manuscritos, proveerse de bibliografía y entender que el traductor de la Biblia se ve obligado muchas veces a elegir entre varios manuscritos. En efecto, Juan Straubinger colocó la coma joánica, pero lo hizo entre corchetes y luego aclaró, en la nota lo siguiente:
“Lo que va entre corchetes no está en el antiguo texto griego y falta igualmente en muchos mss. latinos, habiendo sido muy discutida su autenticidad con el nombre de comma johanneum”.5
Es interesante además que el eximio filólogo y teólogo señala que, para algunos autores fue Prisciliano quien agregó el fragmento con el cual fundó la herejía unitaria.
Como podemos apreciar, las buenas intenciones y la piedad no son necesariamente malas, pero deben estar basadas en el estudio, y no en la pasión ciega o en un fideísmo sin base alguna.
NOTAS
1Metzger, Bruce M.; Ehrman, Bart D. (2005). The text of the New Testament: its transmission, corruption, and restoration, New York, Oxford University Press. pp. 146–148.
2Philip B. Payne, “Fuldensis, Sigla for Variants in Vaticanus and 1 Cor 14.34-5”, NTS 41 (1995) 251-262.
3Ver 2.22.3; PL 42.794-95.
4Recomendamos el clásico Porter, John Scott, Principles of Textual Criticism, London, Simms and M’Intyre, 1848.
5Nota a 1 Jn 5: 7, p., 349 del segundo volúmen de la Biblia.
La verdad se trata de un tema ya superado. Imagino que sólo entre los fundamentalistas americanos se sigue discutiendo esto, o quizás en algunas iglesias pentecostales, pero no conozco a nadie que estudie de verdad el tema que siga dándole vuelta.